martes, octubre 02, 2012

El arte de educar (3): educación y sociedad.-


La escuela como agente de acción social tiene unas responsabilidad inalienables que podrían resumirse en salvaguardar, potenciar y promover la realización de cada una de las personas participante del proceso de enseñanza-aprendizaje.  Cuando la escuela pierde su capacidad de responder a las necesidades individuales, se convierte en un centro selectivo que propicia la formación homogénea de las y los individuos, sin contemplar la riqueza que trae consigo un ambiente diverso y plural, no sólo en como se hacen las cosas, sino en como se comprende la realidad y en como se ponen en práctica los valores esenciales que hacen posible el crecimiento y la convivencia.

Si pensamos y afirmamos que el rol de la escuela -la educación formal- es importante en la transformación social, entonces como padres, madres, maestros, administradores y estudiantes debemos preguntarnos que tipo de sociedad es la que buscamos construir.  Es cierto que el modelo educativo actual nos ha servido para facilitar un proceso de alfabetización masivo y que hay otros logros alcanzados por dicho modelo.  Ahora bien, los males sociales, dígase corrupción, injusticia, violencia, carencia de respeto por la vida y lo que ella implica, entre muchos otros, son signos de que asistimos a un modelo educativo fracasado y, por lo tanto, que implica de renovaciones profundas para que escuela sea un agente de cambio valioso y responsable.

Ya nos lo advertía Paulo Freire cuando afirmaba que "estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas" y yo pienso que la escuela es y debe ser un espacio natural para éste proceso.  Lo que nos ha pasado es que, en muchas ocasiones, hemos perdido mucho tiempo en hacer de la escuela un mercado de clasificaciones y evaluaciones y hemos dejado de lado la oportunidad de fomentar y motivar en nuestr@s estudiantes el deseo y la capacidad de aprender.

La sociedad actual necesita con urgencia un modelo educativo capaz de r-evolucionar hacia un modelo que que incentiva la identificación de las habilidades y dones naturales que tienen l@s niñ@s y que a partir de su potenciación construye un proyecto común (sociedad) en donde cada cual puede ser realizado como persona y como miembro de la colectividad.  Sí, en este sentido, la esuela tienen que se un entorno para aprender a amar, para el bien; solo así podremos construir una mejor sociedad.

Sé que puedes estár pensando en el caracter utópico de mis planteamientos.  Sin embargo, creo que todo esto es posible.  Si la escuela ha de ser un agente social, maestr@s y alumn@s debemos asumir un nueva relación en donde, por ejemplo, la autoridad no viene dada por mi titulo como maestro o como el adulto en el grupo, sino más bien como producto del respeto que el/la docente expresa a sus estudiantes.  No estoy diciendo que esto sea fácil, pero sí es algo que es posible y que vale la pena.  Cunado niñ@s son respectados y se sienten valoradas por quienes son por parte de su maestr@, se da un fuerte respeto del / la estudiante hacia el/la docente que es muy díficil quebrantar.  Cuantos sinsabores nos ahorraríamos si nuestro modelo prestara más atención a los afectos, a nuestros vínculos como seres que comparten un mismo entorno e ideal?  Estoy seguro que tendríamos una sociedad muy distinta a la que hoy tenemos.  Hay que seguir trabajando para que la escuela pueda abrirnos a nuevos y mejores horizontes sociales.

*Foto: Afiche creado por un grupo de madres y padres de la Escuela de los Amigos de Monteverde, Costa Rica, al reflexionar sobre su propia realidad en cuanto a su organización y participación en la escuela.




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